lunes, 11 de mayo de 2009

Señor subconsciente:

Desde bien pequeñita no me he quedado quita ni mientras dormía. Las noches en las que tenía pesadillas y me iba a dormir con papá y mamá eran todo un SEÑOR castigo para ellos. Por las mañanas no había manera de tapar aquellas ojeras. Y yo no me libraba de sus miradas de rencor en la hora del desayuno xD

Pues bien, desde entonces he seguido durmiendo y pegando patadas (las sábanas no engañan) pero como tenía un dormitorio para mi solita, no le daba importancia al asunto.
Hasta que hace 8 meses empecé a compartir habitación con una chica en el colegio mayor. Dormimos en una cama nido. Yo duermo arriba, en un colchón que está a 1,5 metros del suelo, y ella en una cama individual que se puede guardar debajo de mi litera.
La primera conversación sobre el tema no tardó en llegar. Al principio sólo me hacía comentarios respecto a cómo me movía por las noches, o a las conversaciones que mantenía conmigo misma mientras dormía. Muchas veces me despertaba y veía que mis sábanas estaban por encima de su cama, o la almohada o, en el peor de los casos, sábanas y almohada. Los moratones en mi piel son el pan de cada día. Los arañazos, más de lo mismo.

Hoy ha sido uno de esos días. Al despertarme me he visto tumbada en una cama desierta. Ni mantas, ni sabanas, ni almohada. Nada. Sólo yo. Lo curioso es que me acordaba de lo que estaba soñando y, como la historia no estaba nada mal, me he quedado con los ojos cerrados tumbada un ratito más.
Cuando ella se ha despertado me ha preguntado asustada: Laurita ¿Qué cojones has soñado esta noche? ¿Has tenido una pesadilla? Has estado toda la noche pegando puñetazos al colchón y hasta le dabas patadas a la pared. No he podido pegar ojo.
Curiosamente cuando he ido a contárselo ya no recordaba nada.

Freud decía que los sueños son realizaciones disfrazadas de deseos reprimidos. Maldito subconsciente y maldita su manía de disfrazar y borrar el contenido de nuestras historias más entretenidas. Ais… algún día me compraré un recordador de sueños, como el de Dumbledore.

¿Qué harás entonces ante eso, eh señor subconsciente? ¬¬

1 comentario:

Santiago Vañó Candeal dijo...

Ya se me ha ocurrido el regalo de cumpleaños para ti y para Jorge: casco, hombreras, espinilleras, o muuuuuuuuucha gomaespuma para forrar las paredes.
Jajaja