Errar, es humano. Perdonar, canino.

Y ya es la segunda noticia de la semana. Martes, y ya hay dos hechos destacables para comentar. Y es que es una realidad tan evidente… que incluso cierto individuo creó un dicho: Cuanto más conozco a los humanos, más quiero a mi perro.

Lunes por la mañana. Jorge y yo desayunamos un croissant mientras leemos los principales titulares de la prensa, cuando veo una noticia en el periódico y le pido que clique sobre ella para leerla entera. Nos encontramos con un pequeño reportaje sobre un pequeño héroe:
Un canino es atropellado en una autopista de Santiago de Chile y queda agonizando en medio de la calzada. Otro perro, al percibir su presencia, sortea el tráfico intenso y, como puede, arrastra al indefenso animal hasta el arcén de la carretera.

A la noticia le acompaña un vídeo que recoge las imágenes desde el atropello del primer can, hasta la laboriosa misión de rescate. Es imposible no temblar viendo como un perro de menor tamaño salva a otro sorteando a numerosos vehículos que en aquel momento circulan a gran velocidad por la transitada vía. Y te preguntas por qué a los humanos nos falta muchas veces este instinto “animal” que es más humano que la mayoría de nuestras acciones.

La segunda noticia llega esta tarde. Vuelvo de la facultad y enciendo el ordenador. Titulares. Y clico sobre una de las primeras noticias. En este caso, dos cachorros son los protagonistas. Un niño de tres años ha sido rescatado con vida después de haber pasado toda la noche en un bosque cercano a su casa. El niño se escapó por la tarde y no fue encontrado hasta la mañana siguiente. ¿Cómo fue capaz de sobrevivir toda una noche a la intemperie? Dos de los cachorros de su perra le siguieron y se quedaron toda la noche con él, proporcionándole el calor suficiente como para no sufrir una fuerte hipotermia. Por la mañana lo encontraron mojado y tiritando, pero vivo gracias al instinto de estos fieles animales.

Pequeños héroes de pequeñas historias que pocas veces llegan a la luz. Es por ello, que cuando utilizamos la expresión “perro” para referirnos aquellos humanos perezosos y vagos, muchos deberían contestar: No me llaméis perro, no merezco tan alto calificativo. No soy tan fiel, ni tan leal. Soy un simple ser humano.

P.D. En la foto, mi pequeña heroina, que lucha por salvar su vida cada día =)