miércoles, 27 de agosto de 2008

No hay color...

El pasado 24 de agosto se disputó el Gran Premio de Fórmula 1 de Europa por las calles de Valencia. Un Gran Premio más bien político que deportivo. Minutos antes de iniciarse el Gran Premio, las imágenes mostraban como Francisco Camps (presidente de la Generalitat) i la señora Rita Barberà (Alcaldesa de la ciudad en cuestión) paseaban por la parrilla de salida saludando a algunos pilotos y llamando la atención de las cámaras. ¡Señores! Perdónenme, pero esto ya es descarado: No han tenido suficiente con las palabras de Ecclestone al condicionar la celebración del Gran Premio en Valencia a que el Partido Popular ganara las elecciones municipales, sino que ahora quieren acabar de politizarlo paseándose con los pilotos como si ustedes fueran alguien. No recuerdo un solo Gran Premio (y soy aficionada a la F1 desde el año 2001) en el que un alcalde y un presidente de comunidad se diesen casi más protagonismo que los deportistas, hasta tal punto de llegar a ser las personas encargadas de entregar los trofeos a los vencedores. Pero vamos a ver… ¿Es que acaso, los que ganaron en el GP d’Espanya (disputado en Barcelona) tienen más merito? Porqué entre que te entregue la copa el Rey o Rita… ¡vamos, no hay color!

También podríamos tratar el tema de los recortes de presupuestos de sanidad de la generalitat para construir el circuito o comentar un poco como están las arcas que contienen los fondos destinados a las universidades públicas de nuestra comunidad... ¿pero para qué? Si todo eso parece no importar ¡¡¡Ya tenemos el GP de Europa!!!

Respecto al circuito, ni una palabra de elogio. Adelantamientos mínimos en una carrera monótona. Mucho glamour, poco espectáculo. El toque interesante lo dieron Camps y Rita antes de iniciarse la carrera declarando cuando posaban al lado del piloto nacional, Fernando Alonso. “Alonso hoy hará algo excepcional”. Parece que les escuchó, porqué no fue capaz de terminar la primera vuelta, al embestirle Nakajima por detrás rompiendo su alerón trasero y dañando la caja de cambios y la suspensión.
En palabras de mi mamá “Laura, siempre te quedará el consuelo de pensar que lo hizo sólo por joder a esa panda de incompetentes”

jueves, 21 de agosto de 2008

Eran 153 personas...

Testimonios aterradores. Ya no es sólo una persona o dos. Hoy decenas de familiares de los pasajeros del avión que ayer sufrió un terrible accidente al despegar desde el aeropuerto de barajas con destino a Gran Canaria relatan como los viajeros llamaron minutos antes del despegue para informar de que había algún problema y de que llegarían con retraso. La mayoría no regresarán jamás.

La impotencia nos invade a todos y nos hace preguntarnos que pasa por la cabeza de los técnicos cuando, aún sabiendo que un avión con algún tipo de defecto que porta 164 pasajeros (entre ellos 20 niños y 2 bebés) y 9 tripulantes en su interior va a iniciar su vuelo, son capaces de dar el visto bueno y darle orden al piloto de que despegue. En sus palabras recaen hoy 153 muertes y decenas de familias destrozadas por el dolor.
Las palabras de la abuela de uno de los fallecidos que hoy hubiese cumplido 23 años son desgarradoras. Entre sollozos, cuenta a las cámaras de televisión como su nieto, momentos antes de despegar, llamó a casa y explicó que unas luces rojas se habían encendido en el avión y que habían regresado desde la pista al aeropuerto de nuevo. Todo el mundo sabía que algo no iba bien. Entonces la gente había empezado a ponerse nerviosa y a decir que querían bajar del avión, con una respuesta por parte de la compañía de negación. Para calmar los ánimos, dijeron que todo estaba correcto y dieron la señal de despegue. Bastaron unos minutos para convertir una maravilla tecnológica en un amasijo de hierros.
No sé si se trata de un error humano o de una negligencia. Pero si hay personas culpables que jugaron a ser dioses con derecho a decidir sobre las vidas de esos pasajeros, espero que paguen por el dolor que han causado. Porqué ya no se trata de dinero. No eran billetes ni monedas. Eran mucho más que eso. Eran 153 personas (algunas de ellas no llegaban a los dos años de edad) que no volverán a ver amanecer, ni volverán a reír, ni a llorar, ni a sentir, ni a padecer, porqué cogieron un avión que nadie nunca debería haber tomado.



Mi más sincero pésame a los familiares, compañeros y amigos de las victimas.

Y confiemos en la recuperación de los pasajeros hospitalizados.

lunes, 11 de agosto de 2008

Cerrado por Vacaciones



Al estilo de los más grandes...
















¡Hasta Pronto!

Laurie

lunes, 4 de agosto de 2008

Regala vida...

Sala de espera de un hospital. Numerosos familiares y amigos esperan impacientes poder visitar a las personas que están ingresadas en el centro sanitario. Algunos más nerviosos, otros menos, todo en función de la gravedad del asunto. La mayoría lleva algún detallito para el ingresado: Unas flores, unos bombones, un juguete…
Mil maneras diferentes de expresar sus ánimos a aquellos que por unas causas u otras están allí. Mil maneras, mil regalos. Xip y yo no tenemos ningún familiar ingresado. Tampoco ningún amigo. Y sin embargo también vamos a llevar un regalo.

Un poco asustados entramos en una sala y nos preguntan por nuestro estado de salud, nuestro peso, altura, datos personales. ¿Es la primera vez? (preguntan). Con una risa nerviosa contestamos los dos que sí. A mí me llevan primero a otra sala, donde me pinchan el dedo y miden mis niveles de hierro en sangre, mi tensión y otra serie de factores que afectan a mi salud. “Perfecto, Laura. Pasa con esto a la siguiente sala”, dice la médico. Una vez allí, deben de verme la cara de asustada, por lo que dos asistentes vienen a hablar conmigo mientras le quitan importancia al pinchacito.
“No tienes venas, nena” me dice uno de los médicos después de palparme los dos brazos varias veces. Pero al final la encuentra, me pincha y empiezan a sacarme la sangre. “Va un poco lento, pero todo bien, Laura. Si te mareas, avisa. Recuerda que en cualquier momento podemos quitártelo" dicen para tranquilizarme. Pero yo no me mareo. ¡Qué va! Es más… me siento incluso bien. Numerosos carteles repartidos por la sala nos recuerdan lo necesarias que son nuestras donaciones. Y cada vez tienes menos sangre, pero más fuerza.

“En dos semanas os llegarán los resultados de las analíticas, chicos” nos dice uno de los médico cuando salimos, a la vez que nos entrega un bocadillo a cada uno.

Xip y yo salimos del hospital con medio litro menos de sangre, con un bocata en el estomago y con una sonrisa de satisfacción.

- No dolía…
- ¡Ya!
- Y ahora te sientes bien ¿eh?
- La verdad es que sí…
- Los médicos han sido muy agradables…
- ¡Cierto!

(Silencio)

- ¡Va, dilo de una vez!
- ¡Aghs… gracias por haberme arrastrado hasta allí!


Dona sangre, regala vida. Nunca sabes cuando la puedes necesitar tú…
Recibirla cuando la necesitas, es un derecho. Donarla cuando puedes hacerlo, un deber.